17 Ene Málaga
El Málaga empata sin goles en su visita al Fuenlabrada, donde no disparó entre los tres palos pero le anularon un gol por el VAR y sufrió un arbitraje casposo (0-0)
José Criado
Fotos: LaLiga
Las bicicletas son para el verano de igual modo que los partidos bonitos no son para Segunda División. Bajo esa premisa, el resultadismo puro y duro es el que manda: si ganas eres el mejor, pero si pierdes no esperes clemencia después de no jugar un pimiento. El Málaga, para contradecir todos los clichés ya escritos, empató sin goles y con muchos bostezos en la casa del Fuenlabrada en un choque soporífero en el que ni siquiera llegó a tirar entre los tres palos. Un empate en la casa del quinto clasificado que sin embargo con el paso de las horas va ganando valor.
Bajo la premisa de “lo que no puedas ganar, no lo pierdas” se movió el Málaga en el Fernando Torres del sureste de Madrid. Este Málaga, que este viernes siguió siendo una prolongación del de Víctor Sánchez del Amo, se marchó de la capital de España sin probar a Biel Ribas, pero con un gol anulado a Sadiku por mediación del VAR y también con un penalti a Juanpi que se fue al limbo en una de esas jugadas grises en las que se esconde la mentira del videoarbitraje.
Es verdad que era un día más en el que el Málaga no estaba para campeonar. Es un equipo corto de efectivos, limitado en calidad y con la autoestima mínima para salir a competir y no descomponerse. Pero este mismo Málaga suma ocho jornadas sin besar la lona, con algunos finales inverosímiles de por medio y con otros 'mangazos' a la misma altura que el fútbol de la categoría. Vamos, que ni tan mal en lo que depende del propio equipo, pero sí mucho que reclamar a los de negro y en las ventanillas pertinentes.
Porque el arbitraje gana y te hace perder partidos. En este caso, evitó que el Málaga saliera posiblemente vencedor de Fuenlabrada. Pero no es sólo ya una cuestión de una jugada puntual, sino del doble rasero para enjuiciar una acción u otra. Un campo de minas para los blanquiazules, en esta ocasión de rosa, que unido a la pista de patinaje tomada por césped fue definitiva.
En cualquier caso, el Málaga es ya el equipo que más jornadas suma sin perder, lo que lo convierte en un conjunto rocoso y difícil de batir. Esa etiqueta no es gratuita y sienta unas bases que poco a poco van dando sus frutos. Porque aunque la jornada haya comenzado este viernes con el duelo en tierras madrileñas, el descenso está a cinco puntos y salir airosos del campo de un equipo que está en play off siempre es digno de ensalzar.
Sobre el verde, poco o casi nada que reseñar. Pellicer movió el equipo. Recuperó a Diego González por el debutante Juande -impecable su partido del pasado martes ante la Ponferradina- y metió sangre fresca como Hicham o Benkhemassa. El Málaga compite con una profesionalidad encomiable, digna de elogio si no fuera porque lo de atacar ya es otra historia. Pero no fue un mal endémico sólo malaguista, porque el conjunto local también mostró sus limitaciones ofensivas.
Por eso, con mucho centrocampismo, imprecisiones, caídas, faltas no señaladas, pelotazos y diversas catástrofes desdichas, el partido consumió los minutos casi sin ocasiones y sin jugadas reseñables. Pero este era el típico partido que sin hacer nada te vas con la cara partida. Una acción aislada, un error inesperado o un acto de genialidad. Ese partido, el de máxima igualdad y gol encajado sin comerlo ni beberlo, ya lo ha jugado el Málaga muchas veces en este año y medio en Segunda. Pero esta vez, la táctica del avestruz la intentó poner en práctica el equipo malaguista. Porque en una falta aislada, justo antes de acabar el primer tiempo, Sadiku remató al fondo de la red con la testa un centro lateral de Juanpi. El VAR tiró de líneas e impidió que el tanto subiera al marcador. Cosa fina, pero era tanto ilegal.
En la segunda mitad, más de lo mismo. Pero el partido comenzó a animarse en el 65', cuando Munir puso el picante en un mal despeje que el atacante local interceptó. El rechazo le cayó en las manos. En el 73', Sadiku sacó bajo palos un cabezazo de León en un córner. Fue la ocasión más clara de los locales, que tampoco pusieron en demasiados apuros a la zaga malaguista.
Cinco minutos después, una buena jugada colectiva malaguista dejó a Juanpi dentro del área para encarar a Biel Ribas. Cuando el venezolano protegía el balón para disparar, Clavería lo arrollaba y derribaba al malaguista. Penalti que no tuvo ni revisión incomprensiblemente.
En la siguiente jugada, Nteka parecía completar esa ley no escrita del fútbol del que perdona lo paga. Pero el tanto del delantero del Fuenlabrada fue igualmente anulado por el VAR como antes el de Sadiku por claro fuera de juego. Por el camino había entrado Buenacasa con tan mala fortuna que cayó lesionado 12 minutos después. Cosas del malaguismo.
Todo hacía indicar que el empate sería el resultado final. Pero Hubo tiempo para que Sadiku perdonarse una, con la testa, que no suelen fallar los hombres con hambre de gol (90'). Y tampoco suele hacerlo Quintana (92'), en un tiro cruzado aunque más complejo.
El final dejó un poso amargo para el Málaga por el arbitraje, pero satisfacción por continuar rocosos e imbatidos una jornada más. Pellicer, mientras, completa con nota su semana más exigente. En definitiva, sobrevivir, que no es poco.
FICHA TÉCNICA:
+ FUENLABRADA: Biel Ribas; Iribas, Prieto, Juanma, León; Salvador, Ciss (Cristóbal, 71'), Clavería, Anderson; Oriol Riera (Quintana, 61') y Nteka.
+ MÁLAGA CF: Munir; Cifu, Luis Hernández, Diego González, Juankar; Benkhemassa (Pacheco, 55'), Luis Muñoz, Juanpi; Hicham, Antoñín (Buenacasa, 70') (Boulahroud, 82') y Sadiku.
+ ÁRBITRO: José Antonio López Toca (Comité Cántabro). VAR: Óliver de la Fuente Ramos. Mostró cartulina amarilla a Benkhemassa (20'), Antoñín (50'), Ciss (51'), Juankar (66'), Clavería (73'), Hicham (86'),
+ INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 24 de la Liga SmartBank. Estadio Fernando Torres, ante 4.563 espectadores.