21 Dic Málaga
El Lugo le empata al Málaga en el minuto 102 (1-1) para amargar el cierre de un triste 2019
José Criado
Fotos LaLiga /Dibujo Idígoras
El Málaga cierra el 2019 como si fuera un meme de mal gusto, de esos que no hace ninguna gracia pero que viene a ser el fiel reflejo de lo que ha venido siendo este equipo durante todo el año. Un gol en el minuto 102 del Lugo en una falta directa dejó con cara de tonto al personal, que ya mascaba los tres puntos que venían a ser de oro. Un cierre de partido caótico, mal gestionado y rocambolesco que debe sonrojar a más de uno. Porque el Málaga regaló dos puntos. Tenía a un rival con la cabeza en el suelo y pidiendo clemencia tras una primera parte primorosa. Pero con los miedos, los fantasmas y el 'sursum cordan', el equipo gallego se marchó de La Rosaleda henchido y casi victorioso con el golazo de Pita. No puede ser. No es de recibo hacerlo tan mal y tantas veces.
El día que el Málaga no tenía que fallar, efectivamente volvió a hacerlo. Porque los tres puntos tenían que ser innegociables contra un rival directo y ante un equipo inferior. Pero es tan difícil ver a este conjunto salir victorioso, es tan complejo que cierre un partido redondo que casi va a parecer como ver nevar en Navidad por estos lares. El Málaga, tras ir ganando gracias a una gran primera mitad y a un buen gol de Sadiku, se fue encerrando y volviendo huraño en su juego en la segunda mitad. Tanto que al final, en la prolongación provocada por la lesión de un asistente, acabó muerto de miedo atrás y sin tener ninguna idea de lo que hacer arriba. El gol de Pita fue un giro del destino que ya estaba escrito. No es casualidad. No es mala suerte. Es no saber matar los partidos y no tener personalidad para hacerlo.
Quizás haya dureza para resumir un triste empate contra el Lugo en La Roseleda, pero los acontecimientos en clave blanquiazul se amontonan sin que ninguno tenga un desenlace feliz para el malaguismo. Por eso, el cierre del 2019 sólo es esperanzador en que difícilmente se podrá hacer peor en el año nuevo que ya viene de camino. El gol de Pita fue como el no ascenso blanquiazul, como el fichaje de Okazaki o como la previsible tercera vía para vender el club: todo parecía que iba a finalizar mucho mejor pero acabó con un desenlace abrupto.
Y todo ello sin recordar que el Málaga tiró la Copa el martes de manera sonrojante precisamente para ganar partidos como el de esta jornada contra el Lugo. Pero no, nunca una victoria ha hecho ningún mal a ningún club. El resto son milongas y excusas para justificar la inoperancia de unos y el mal hacer de otros. Por eso, caer ante un Tercera es otra pica más en la esperanza malaguista de salir vivos este curso. Y empatar con el Lugo en el 102, la siguiente.
También es difícil explicar cómo el Málaga pudo marcar dos o tres goles en la primera mitad y acabó miedoso encajando el empate en la prolongación. Sadiku, el mejor sobre el césped, fue sustituido cuando aún quedaban 20 minutos de partido. El mensaje al equipo era claro. Víctor no acertó con los cambios, que empeoraron al equipo cada vez más. Y en el mundo del fútbol ya se sabe que si perdonas lo acabas pagando.
Perdonó primero Renato, que falló un mano a mano nada más comenzar el partido. No es que lo fallase, es que su disparo se fue un metro lejos de la portería. Pero Sadiku sí tenía el día. El albanés estuvo listo en una jugada de un córner malaguista para rematar en el primer palo sorprendiendo al portero. Era el minuto 12 y venía viento a favor.
El Málaga estaba convencido de lo que hacía y no dejaba carburar al Lugo. Con Pacheco con buenas intenciones y con Keidi y Adrián en la sala de máquinas, el conjunto blanquiazul funcionaba. El de Pizarra lo intentó de lejos (30'). Pero la más clara fue una que tuvo Sadiku que acabó en gol pero que fue anulado por fuera de juego (37').
Al descanso, el 1-0 era corto por los méritos de unos y de otros. Pero el Málaga, de su paso por vestuarios, recogió también los miedos que le suelen acompañar cada partido. La segunda mitad fue totalmente opuesta a la primera. Sin profundidad, sin ideas y sin ambición. El Málaga sólo quería dejar pasar los minutos para amarrar los necesitados tres puntos. Pero ese era un mal plan.
El Lugo se fue creciendo. Poquito a poco, porque los lucenses tampoco son nada del otro jueves. Pero comenzaron a llevar algo de peligro. Un cabezazo por aquí, un poco de presión arriba y más imprecisiones que antes. El partido se detuvo por la lesión del asistente durante diez minutos mediada la segunda mitad. Y lejos de venirle bien al Málaga, lo enfrió más.
Entraron Benkhemassa, Boulahroud y Juankar, algo que no favoreció al equipo de Víctor. No le dio poso y sosiego. Se encontró el Málaga, en los últimos compases del partido, con ocasiones claras de ataque sin saber qué hacer, si atacar o darle la vuelta. Y eso lo acabó pagando.
Salvo Antonín, que sí olía la sangre y que lo intentó en el 90 con un disparo cruzado, el Málaga no parecía saber con qué se jugaba los cuartos. Juankar disparó al palo -bueno, el disparo se desvió en un contrario, el portero la paró y ya dio en la madera- en el 96'. Y en la última acción del partido, falta en la frontal innecesaria hecha por Luis Muñoz, dos minutos para lanzarla y Pita que golpea magistral a la escuadra derecha de Munir. Fin. Empate que no saca de pobre al Málaga, cara de tontos y mala leche para el parón navideño. Un final de año sin duda descorazonador.
FICHA TÉCNICA:
+ MÁLAGA CF: Munir; Cifu, Luis Muñoz, Diego González, Mikel; Renato, Adrián (Boulahroud, 88'), Keidi Bare, Pacheco (Benkhemassa, 70'); Sadiku (Juankar, 79') y Antoñín.
+ CD LUGO: Cantero; Leuko (Carrillo, 86'), Marcelo, Peybernes, Canella; Pita, Seoane, Tete (Campabadal, 78'), Borja (Castellano, 78'), Herrera y Manu Barreiro.
+ GOLES: 1-0 (12'): Sadiku. 1-1 (102'): Pita.
+ ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (Comité Castilla y León). Mostró cartulina amarilla a Villanueva (28'), Tete (43'), Sadiku (73'), Marcelo (90'), Luis Muñoz (97'), Benkhemassa (102'), Peybernes (102'), Juankar (103')
+ INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 21 de la Liga SmartBank. La Rosaleda, ante 14.700 espectadores