06 Dic Málaga
Doblete del albanés en la victoria del Málaga por 2-0 sobre el Tenerife que saca al conjunto blanquiqazul del descenso
José Criado
Fotos: LaLiga
Con autoridad. Sin titubeos y con aplomo. Como si llevara diez victorias en la mochila y fuera un día más en la oficina. Así ganó el Málaga al Tenerife en un encuentro calificado de peligro extremo, pero con la diferencia de que el conjunto blanquiazul no acostumbra a exponer ninguna de las virtudes antes citadas ni tampoco suele darle alegrías a su gente. El Málaga venció en casa -sí, han leído bien, porque es la segunda en La Rosaleda del curso- con cierta comodidad al conjunto tinerfeño, se dio un baño de autoestima, convenció y cerrará la jornada fuera de los puestos de descenso. Pone fin a cinco jornadas sin ganar y traslada la presión a otros. Todo ello de nuevo rodeado y edulcorado de optimismo y felicidad. Las alegría, sin duda, nunca llegan solas y el 2-0, con el bigolerador Sadiku como estrella, recuperan la sensación de que este equipo tiene mucho más de lo que había mostrado hasta ahora.
En esa lucha interior que tiene el Málaga cada jornada, en ese conflicto de personalidad blanquiazul que lo mismo te hace de doctor Jekyll que de mister Hyde, el conjunto blanquiazul al fin hizo un partido completo. Esto es lo que viene a ser una victoria tranquila, sosegada, con poso de buenos momentos pero también con trabajo oscuro en otros. Lo suficiente como para respirar con tranquilidad en los minutos finales. Hubo tiempo para encumbrar a su goleador, Sadiku, y también para celebrar la salida de los puestos de descenso. Un círculo nada complejo pero que se le había venido resistiendo a lo largo de la temporada. Y qué decir del lío extradeportivo que vive el club. En conjunto, un sudoku que encontró en Sadiku la solución.
La maquinaria funcionó a la perfección. Sadiku se lleva los titulares con su doblete, pero detrás están la notable mejoría de Pacheco, el puntito de frescura de Antoñín, el oficio de Keidi o la seriedad de la zaga. Salió el Málaga de partida con un trabajo coral y notable. Y encontró el gol. Luego supo guardar la ropa y encontró, gracias al VAR, el tanto de la tranquilidad.
Por eso, nada más ver la puesta en escena malaguista en los primeros compases ya había motivos para la esperanza. Salió el conjunto blanquiazul enchufado, consciente de que era un duelo de equipos necesitados y de que los tres puntos se tenían que quedar en La Rosaleda sí o sí, de manera innegociable.
Había un plus en los chicos de Víctor. Más intensos, mejor plantados y con más energía. También hubo una vocación ofensiva que hizo meter al Tenerife en su campo para achicar agua. Fruto de esa buena salida se acumularon las ocasiones para el bando malaguista. Pacheco, como jefe de orquesta en la punta de lanza, ponía la materia gris mientras que Antoñín ponía el alma en cada acción. Pero sería Sadiku el que abriría la lata, en el 28' en un córner que peleó Diego y el albanés fusiló dentro del área.
Antes, el de Pizarra, Keidi, Adrián o Cifu hicieron méritos para poner el primero en el marcador, pero ya fuera por la falta de acierto o por la aceleración en los metros finales, el gol se resistió algo más de lo que debería. Los méritos, sin embargo, fueron justos y Sadiku, en su quinto gol de la temporada, ponía el primero de la noche.
Todo hacía pensar que con viento a favor y ante un rival en similares circunstancias, todo vendría de cara. Pero el Málaga dio un paso atrás. Casi se olvidó de atacar y prefirió guardar la ropa. El Tenerife, con muy poquito, llevaba sensación de peligro. Pero más por la situación que ambos viven que por motivos reales. Antes del descanso Antoñín pudo asistir el segundo gol, pero cayó dentro del área y reclamó penalti, que no fue.
En la reanudación el guión ya estaba pactado de antemano porque el Málaga seguía con su idea reservona y porque el Tenerife tenía que tirar para arriba sí o sí. Comenzó a ceder terreno el conjunto malaguista y cuando se quiso dar cuenta, los chicharreros ya eran dueños del partido. Eso sí, con poca presencia en el área de Munir.
De hecho, el Málaga buscaba una jugada rápida para matar el choque. Pudo llegar con Juankar en el 54', pero la puso mal atrás a Sadiku en el pase de la muerte. O en una gran jugada individual de Antoñín (73'), que se zafó de varios contrarios con maestría y disparó demasiado cruzado.
Pero el 'asalto al tren del tesoro' llegó cuando menos se esperaba, en una acción aislada y que entró el VAR de oficio. Un penalti por mano de un zaguero del Tenerife que fue avisado al colegiado y que tras consultar en la pantalla fue señalado. Sadiku no perdonó y puso, al fin, tierra de por medio (76').
De ahí al final, la Rosaleda al fin pudo respirar tranquila. Cerró el partido sin sobresaltos por vez primera esta temporada. Un triunfo serio y merecido que pone fin a cinco jornadas sin ganar. Demasiado tiempo. Unos puntos que sirven para salir del descenso. Pero ojo, que el trabajo no está terminado. Próxima parada, en Almendralejo.
FICHA TÉCNICA:
+ MÁLAGA CF: Munir; Cifu, Luis Hernández, Diego González, Mikel; Antoñín, Adrián (Benkhemassa, 72'), Keidi Bare, Juankar; Pacheco (Renato, 72') y Sadiku (Lorenzo González, 88').
+ CD TENERIFE: Ortolá; Luis Pérez, Carlos Ruiz, Alberto, Mazán; Suso (Naranjo, 71'), Aitor Sanz, Javi Alonso, Borja Lasso; Malbasic (Elliot, 84') y Dani Gómez
+ GOLES: 1-0 (27'): Sadiku. 2-0 (76'): Sadiku.
+ ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité Valenciano). VAR: Sagués Oscoz. Mostró cartulina amarilla a Javi Alonso (59'), Malbasic (68'), Aitor Sanz (83'),
+ INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 19 de la Liga SmartBank. La Rosaleda, ante 14.027 espectadores.